Miradas
Cáritas provoca al "pobre" Montoro
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Cristóbal Montoro. Público.es |
Sí, como leen.
La buena de Cáritas, la ONG -parece que no tan "católica" como muchos de los gobiernos central y autonómicos de derechas del país insultan como comunistas-, le planta cara al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (¡pobre Montoro, con lo que está haciendo por la "Hacienda pública"!), al publicar un informe en el que lideramos, en segundo lugar, el ranking de pobreza infantil de Europa, detrás de Rumanía ("con al menos un millón y medio de hogares españoles en situación de exclusión servera, un 69,8% más que en 2007"). Ahí es nada, si no fuera por lo trágica que es la muestra, si tenemos en cuenta que España era un país rico para José María Aznar no hace tanto, y para su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero, la crisis económica no existía cuando se había comido las despensas de mucha gente.
Pues el "pobre" Montoro se enfada, y pone esa "carita" a la que nos tiene acostumbrados de personaje de los Simpson,
y contraataca con que es falsa, que es mera estadística y una provocación salir a estas alturas con denuncias sobre la pobreza en España, cuando remontamos la crisis, y que no sirven más que para verse amplificadas las críticas provenientes de la "izquierdona" o "izmierda" como la llaman algunos de sus seguidores). ¡Ah! Y todo porque parece ser que desde varios sectores sociales se denuncia que con el coste de reflotar las deudas de las autopistas de peaje podría solucionarse gran parte del problema denunciado por Cáritas. Así que hagamos un esfuerzo más por comprobar la realidad a la que nos incita el "pobre" Montoro.
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Montoro y el ávaro Mr. Burn ¿Ficción/realidad? desordencreativo.com |
Cáritas, como otras tantísimas entidades y asociaciones de ayuda al desfavorecido, nos invita a palparla, vivirla, acudiendo a sus locales con una bolsa de comida o ropa a primeras horas de la mañana, esperar a que sus trabajadores y voluntarios no paren un instante en todo el día atendiendo a centenares, miles, de personas de todas las edades que acuden a sus centros para comer, asearse, ser escuchados en sus problemas de ansiedad, tener un techo, pagar la luz, el agua, buscar empleo, realizar trámites administrativos, y así hasta casi la infinitud de los avatares de una vida cercana a la miseria en lo material.
Pero como el estudio se centra en la infancia, recorramos los parques a mitad de una mañana, ahora que llega la primavera, y veremos cómo muchos niños están con sus abuelos o padres -en paro-; no están, por tanto, en Escuelas Infantiles, no reciben la educación que otros niños de otras clases sociales, y cuántos ya no comen una dieta equilibrada en comedores de centros de primaria o secundaria; cuántos tienen materiales que no sean prestados y deficitarios, cuántos no tienen transporte, y no digamos cuántos disfrutan de ropa y vivienda digna; cuántos se enfrentan al fracaso escolar por falta de apoyos en los centros, o en sus actividades extraescolares, y tantas otras deficiencias más.
A Cristóbal Montoro, como a tantos responsables políticos, es muy difícil de alcanzarles en la calle para demandarles soluciones; van parapetados de escoltas y envueltos en coches oscuros; pero podemos escucharles sus desvergüenzas, que para eso controlan muchos medios; y con cierta y creciente estupefacción escucharles ciertas afirmaciones sobre la realidad que palpamos; y eso a quienes se les presupone conocedores, porque instancias y funcionarios tienen, de al menos por qué derroteros acaban ciertas decisiones que prodigan (no olvidemos las reducciones drásticas en los Servicios Sociales de la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en sus inicios politiquiles como Concejala de Empleo y Servicios al Ciudadano, o a la presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, intentado cerrar pisos tutelados para mujeres maltratadas y sus hijos, en el primer trimeste de su mandato; y tantos otros casos de vejación de los derechos más básicos en los últimos años bajo la excusa de la crisis).
Así las cosas, ahora tenemos que aguantar que el ministro de Hacienda se cabree porque una parte de la sociedad pretenda que las autopistas de peaje queden abiertas y se inunden de vehículos de bajo caballaje, y le impida volar de punta a punta del país para vendernos que ahora sí estamos saliendo de la crisis gracias a que sus banqueros, y demás prohombres de la oligarquía financiera; gentes que sí salieron de la "pobreza", y están atiborrados de euros.

Montoro sigue provocándonos, como siempre.
Nota:
Julio de 2025. Han pasado once años.
Un juez imputa al exministro de Hacienda, Cristobal Montoro "por beneficiar ilegalmente a empresas españolas del gas, presuntamente a cambio de dinero". Parece ser que el ministro de las subidas imparables de impuestos, de recortes, de amnistías fiscales, luego recurridas ante el Constitucional demasiado tarde, trabajaba para un lobby privado de esas compañías. Parece ser que llegó a cambiar la ley de Presupuestos Generales de 2018 para que las compañías del gas pagaran menos impuestos, así como de otras administraciones regionales y locales a través de un bufete propio, con ramificaciones de evasión de fondos en otros países.
Paul Preston escribió Un pueblo traicionado. España de 1874 a nuestros días: corrupción, incompetencia política y división social (Debate, 2019).
Y lo que nos queda por ver.
No tengo más que decir. Muy bien explicado.
ResponderEliminarUna vergüenza! Y no hablemos de sus medidas fiscales que beneficia a los ricos y contra la cultura!
ResponderEliminarLo que realmente le ha picado a nuestro querido Montoro es que sea Cáritas precisamente quien haya hecho pública esa triste y desesperanzadora estadística. Una entidad que tiene la popularidad suficiente como para que no pueda tacharla de ONG izquierdista y poder así desacreditarla impunemente como lo haría con cualquier otra entidad menos conocida. Y aun gozando de esa popularidad ... mira lo que dice.
ResponderEliminarEs un artículo estupendo. Gracias por compartilo. Integradoras Sociales que hicimos las prácticas en Cáritas.
De no ser por tantos Montoros lo mismo no haría tanta falta Caritas y tantas otras estructuras pseudo-solidarias.
ResponderEliminarDe nuestra propia estupidez solo nos salva la generosidad, la empatía y los impuestos bien distribuidos, nunca la caridad mal entendida... Por suerte el tiempo pone a cada uno en su sitio.
Muy buen artículo, tanto por su crítica directa, como por su claro estilo expositivo. Lástima que sigan en órbita los mismos pícaros.
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