domingo, 24 de febrero de 2019

Miradas

 ¡Se sienten coño!, Tejero dixit.
23-F: el golpe y la falta de uniformidad
Ahora Semanal, 19/2/2016.

España no es país para "coños"


23 de febrero de 1981, 18:00 horas: Hemiciclo de las Cortes, Carrera de San Jerónimo en Madrid. Comienza la votación nominal de investidura del que será el segundo presidente de la joven Democracia en este país: Leopoldo Calvo Sotelo. Adolfo Suárez ha dimitido por las fuerte presión de la derecha extrema de su partido, Unión de Centro Democrático (UCD). Queda aún en el ambiente de estas Cortes vestigios de talante de aquellos estamentos del franquismo que se conjuró con el nacional-catolicismo ejercido entre clase política y jerarquía eclesiástica en los viejos tercios de representación. 
Resultado de imagen de tarancón y guerra campos   Algunos de aquellos obispos con sotana se encuentran en la sede de la Conferencia Episcopal también dirimiendo su nuevo presidente tras agotar monseñor Enrique y Tarancón su periodo máximo de ocho años. La lucha entre continuístas del régimen anterior y los aperturistas asemeja el principio de un cisma en la jerarquía de la Iglesia española. Están sangrando aún los duros enfrentamientos y puñaladas entre monseñor José Guerra Campos, ultraderechista conservador fiel al ideario del Movimiento Nacional y Enrique y Tarancón, línea monitorizada desde Roma desde tiempos de Pablo VI hacia la democratización de las instituciones.  
   Por su parte los militares cuentan con un militar de alta graduación, Manuel Gutiérrez Mellado, en la bancada del gobierno. Vestido de paisano, de nuevo talante, comparte el don de la política, mientras una parte de sus compañeros y mandos intermedios de algunas regiones militares están acuartelados, y grupos de guardias civiles van en autobuses bajo el runrún de "salvar la patria". Millones de españoles siguen por televisión y radio la votación desde hace unos minutos. 
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La Razón, 24-2-2019.
   18:23 h.: Se escuchan voces mientras suenan tiros en la cámara: "Todos al suelo", grita un número de la Benemérita. El teniente coronel Antonio Tejero, con tricornio y pistola reglamentaria en mano, se dirige desde la tribuna de oradores a los diputados que muy rápidamente se agachan bajo butacas. El presidente, aún, Suárez y el general Gutiérrez Mellado, intentan ejercer su autoridad. Santiago Carrillo del Partido Comunista de España (PCE), y algún otro, atienden sentados un final traumático.
   La pantalla de los televisores se ciegan en los siguientes minutos, y a partir de ahora la radio dibuja, con su instantaneidad, el infierno y el terror de unos diputados secuestrados. Fuera, las calles se vacían. En despachos de sindicatos y partidos, y en muchos hogares, se preparan maletas y se activan viejas consignas de la clandestinidad. Por lo que pudiera venir. "Se sienten coño", truena en los micrófonos. Si fue Tejero, o el teniente Ramos Rueda como dicen otros, lo cierto es que este vocablo tabernario volvía a atronar los oídos de millones de españoles. La España que siempre ha usado estas interjecciones testoseniles arropada tras un arma.
   Este febrero de 1981 el arrecie de una crisis económica hace saltar alarmas. También es patente el malestar que produce el difícil arbitraje de la organización del Estado, Comunidades históricas y otras de nuevo cuño -sin demasiados lazos y posibles-, y su difícil articulación con diferentes competencias en materias sensibles de Hacienda, Educación y policías. Y como cáncer crónico, el polvorín del terrorismo de ETA, asestando sus principales golpes al ejército y fuerzas de seguridad. Un ejército que aún mantiene una importante masa de oposición al nuevo ordenamiento democrático en sus mandos, por su alineación franquista, al que sentó, como una traición la legalización del PCE por Suárez. El secretario general del PCE, Santiago Carrillo, diría que el Vaticano, o algún otro obispo, conocían con anterioridad el Golpe. No es de extrañar. Cierta jerarquía había ahondado entre los dirigentes más extremistas de UCD, para desbancar a Suárez, promotor y proclive a ciertas leyes como el divorcio y despenalización del aborto; mientras, desautorizaban a Tarancón en la opción de desafectar la Iglesia de un régimen dictatorial como ocurrió casi cuarenta años. Es llamativo que hasta pasados unos días no hubiese comunicado de los obispos apoyando el régimen constitucional.
   19:00 h. En Valencia, el general Milán del Bosch declara el estado de excepción. Imágenes de carros de combate por el asfalto. Las cancillerías y medios internacionales hierven en teletipos pero no se implican ni hacen visibles. La televisión pública ha sido tomada por tropas. 
   21:00 h. Formación de un Gobierno provisional, hasta que a las 23:50 h. entra en el Congreso el general Alfonso Armada, tutor del rey Juan Carlos en su gestación como jefe de todas las armas.
Resultado de imagen de discurso del rey en el golpe de estado   Hora y media más tarde será este último, en retransmisión televisada desde La Zarzuela, quien apele a su autoridad para que cese el Golpe. Lo que entonces pareció un gesto heroico y decisivo para asentar su papel como monarca referente en la Transición, fue transformándose, a medida que iban surgiendo nuevos datos sobre la cuartelada, en dudas y teorías sobre cuál fue realmente su papel (hoy ponen en boca de quien fue su jefe en la Casa Real, el general Sabino Fernández Campos, cierta implicación del monarca, o naturalidad incomprensible, ante los hechos que se estaban produciendo). Inmediatamente a la retransmisión Armada abandona el Congreso. A las 5:45 h., Milans del Bosch anula el estado de excepción.
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Word Press.
   Son las diez de la mañana del 24 y salen las diputadas del Congreso. A las 12:15 h. los últimos diputados. La Democracia vuelve a la calle. ¿O no? 
  Los guardias civiles y militares que quedan dentro de las Cortes van entregándose a sus compañeros de armas. Luego vendría el juicio en el que no se aclararían totalmente los entresijos de la trama y sus instigadores. El ejército como institución siguió su rumbo, con sus luces y sombras. Vino su profesionalización, en el 2001, bajo el gobierno de José María Aznar, con el Partido Popular (PP). Se avinieron sus mandos al poder civil, pero siguió la opacidad en los cuarteles, como denuncia el ex-teniente Luis Gonzalo Segura en Un paso al frente (2014), por lo que cumpliría por ello varios meses de arresto y pérdida de destino y empleo. Habla de "casta" con privilegios y gasto con dinero público para uso privado. Además, se haría mixto y surgirían denuncias de otros/as militares, por sufrir acoso sexual y laboral (confirmado por casos como el de Zaida Cantera sobre un mando. El Tribunal Militar Central identificó entre 2004 y 2015 un total de ciento setenta y cuatro denuncias relacionadas con distintos tipos de acoso). 
   El terrorismo de ETA, argumento notable esgrimido para el Golpe, en 1981, llegó a su final definitivo con el abandono de las armas en el 2011, tras haber sido ampliamente reducido su acción por el acoso policial y social. Utilizado como estrategia política electoralista por los partidos, ha desaparecido de la percepción histórica colectiva lo que, a buen seguro, dejará superlativas lagunas para su análisis y aprendizaje futuro del hecho y sus derivas políticas. Desapareció de la primera línea del debate y asimilación para la ciudadanía, ¿con qué intereses, por qué? En estos meses, determinados políticos del espectro político de la derecha, tratan de sacar un valor añadido, apelando al "no" a la remisión o reducción de penas a los cientos de terroristas encarcelados, en aras de acceder a una gobernabilidad nacional. Partidos, alguno, que tantas veces se aconchababa en el gobierno con el partido nacionalista vasco que frenaba esos puntos de exceso en la condenas.
   Treinta y ocho años más tarde las Cortes han vivido, en este febrero de 2019, la no aprobación de los presupuestos de un gobierno fruto de la primera  moción de censura a un partido en el gobierno. El presidente Mariano Rajoy, del PP, perdió la presidencia ante Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con el apoyo por parte de Unidos Podemos y el apuntalamiento de los nacionalistas vascos -que tan sólo unos días antes apoyaba al partido en el gobierno en los Presupuestos generales-, y catalanes (en pleno auge independentista). Moción tras la primera sentencia contundente sobre la corrupción del "Caso Gürtel", que hundía del pleno la línea de flotación del PP, rodeado por casi todo el país con una corrupción institucionalizada en casi todas las esferas de lo público. 
   En la crisis con los nacionalismos, la crisis catalana es el centro del debate y la carga del discurso contra el adversario. El nuevo líder del PP, Pablo Casado, con tentáculos en el expresidente Aznar, acusa de “traidor e ilegítimo” al actual presidente, por el intento de diálogo, y hasta supuesta negociación oculta, con los independentistas, sin acto de contrición de que fue su propio partido en el gobierno quien obvió y rechazó atajar y cauterizar el problema hasta llevarlo al enquistamiento de crisis perenne actual.
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         Algo parecido le ocurre a la Iglesia, a la que este aniversario del 23F le ha "cogido", pidiendo perdón al propio Papa Francisco, por los casos de abusos sexuales, extendidos a nivel mundial. Un perdón que no conlleva una apertura a que los casos se lleven por la vía de los tribunales no eclesiásticos y de expedientes todavía ocultos en la propia Iglesia.
   En el marco de la economía, la crisis es estructural, la brecha entre ricos y pobres, salarios y pocos yacimientos de empleo es desconcertante y pesimista. La convocatoria de nuevas elecciones al Parlamento nacional llegan tras la devolución de los presupuestos al gobierno socialista, presupuestos que, sobre el papel, eran de largo alcance en lo social y beneficiosos para Cataluña y País Vasco. 
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante su intervención en el pleno del debate de las enmiendas a la totalidad del proyecto de Presupuestos Generales del Estado que ha arrancado este martes en el Congreso.
María Jesús Montero,
ministra de Hacienda. SER.
   A pocos días de otro ocho de marzo, que se espera "caliente", se visualizó, en el debate de aquellos, varias parlamentarias que brillaron con luz propia por encima de sus líderes. la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, destacó el boicot de los independentistas catalanes por demandas, a todas luces, imposibles, como la actuación del gobierno sobre el poder judicial ante el juicio del Procés por el referéndum ilegal y la proclamación de la república catalana (pesa la acusación por los delitos de rebelión y sedición a miembros del Partido Democrático de Cataluña (PDCAT) y Esquerra Republicana (ERC), momento de mayor crisis en la historia reciente del país, pues el partido en el gobierno, el PP aplicó aquellos meses de hace ya más de un año, el art. 155 por el que se suspendía el gobierno de la Generalitat. Del otro socio de gobierno del PSOE, IU/Podemos, la portavoz en el Congreso, Irene Montero, lidera la presencia en los medios y descarta que su pareja y líder de la formación, Pablo Iglesias, deje de disfrutar su permiso de paternidad. 
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Ada Colau. Alcaldesa de Barcelona.
El Mundo.
   En la formación de Ciudadanos, Inés Arrimadas sigue las claves de su asesor de imagen: no importa la confusión en los mensajes mientras se presenten atractivos y con "enganche" ante una opinión pública que no destila precisamente criterio (también tienen resonancia mediática las alcaldesas de Madrid y Barcelona, Manuela Carmena y Ada Colau a las que cuesta mucho hacer visibles sus proyectos de habitabilidad y mejora en lo social en sus respectivos Ayuntamientos). 
   Esto dice mucho del "enganche" y avance real del movimiento feminista, de la presencia clara de la mujer en la primera línea de la política. La abortada modificación de la Legislación Laboral, que instauró el PP, ha terminado por cuartear el acceso a una contratación y salarios mínimos que, se sigue saldando con la salida de aquellos y aquellas jóvenes mejor formados para otros países, y los yacimientos de empleo no se amplían más allá del sector servicios. La mujer sigue discriminada en salarios y acceso a puestos decisorios.
   La clase política, igual que el país, está tocada. No acierta a hacer propuestas esperanzadoras y sobre los temas que realmente preocupan a los ciudadanos: paro, sanidad, educación, vivienda… Los partidos no reaccionan ante las sentencias de corrupción, y se abren nuevos fangos como los protagonistas de las escuchas del comisario Villarejo al entorno del rey, ahora emérito, Juan Carlos, o para el BBVA en la lucha por el control del emporio bancario… El ínclito, y a punto de ser presidente del gobierno, Rodrigo Rato, en la cárcel después de haber sido ministro de Economía y presidente del Banco Mundial; amén de los casos sobre los ERE que afectan al PSOE en Andalucía donde, por cierto, la alianza de PP, Ciudadanos y la extrema derecha en VOX, acaban de desplazar al mismísimo PSOE de Susana Díaz. Todo ello  hace que se disparen las alarmas para que la horquilla entre derecha y extrema derecha, con más que posibles alianzas, generen un marco en el Parlamento de la nación, hasta aquí desconocido. No sería por la presencia de principios ideológicos marcados y rozando casi lo inconstitucional, sino por la visualización ahora diáfana de discursos que nadie imaginó que visualizaría un ataque tan directo a logros democráticos como pueden ser la diferenciación de territorios, el aborto, o la igualdad entre sexos. Sobre esto último preocupa, y mucho el ataque a los observatorios sobre Violencia de Género, hasta llegar a una lucha encarnecida en las redes donde ha resurgido o se plasma la misoginia latente, a llegar a la "lucha de sexos", hasta el insulto de "locas del coño" y "feminazis". Preocupa, por tanto, hacia donde van las masas, hacia donde va la ciudadanía y su capacidad de reacción.
   Como dice la escritora Diana López: “… me di cuenta de que yo ya era feminista mucho antes de que Gallardón me cabrease; de que probablemente ya lo era cuando, jugándome un zapatillazo, le decía a mi madre que no me daba la gana recoger el plato de mis hermanos. Cuando después de negarme a besar a un chico de clase, él me empujó contra la pared de la discoteca y me amenazó diciéndome que no se me ocurriera decírselo a nadie porque tenía novia y todos me odiarían por provocarlo. Cuando, con dieciocho años, rompí unilateralmente las relaciones con mi pandilla del instituto por lo molesto que me resultaba que llamasen «cerdas» y «zorras» a todas las chicas que no les caían bien. O cuando recordé lo mal que me había sentido después de no denunciar a aquel imbécil que se propasó… Porque, al final, el feminismo no es más (ni menos) que una bonita forma de acercarse a la felicidad. Me preocupa que este no sea país para coños.” 
   Al menos hoy, pero no sabemos hasta cuando, saldrían, según los sondeos, más mujeres del Congreso que aquella mañana del 24F, y menos de voces cuartelarias. Pero a la esquina vienen el 8M, el 28A y el 25 de mayo. Fechas de reivindicación y de acudir a las urnas. Luego veremos qué queda de todo esto, y cuanto vuelve de aquello.

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