domingo, 29 de noviembre de 2015

Miradas


Las elecciones de los villancicos, perdón, de los villano-ricos


“Hacia Belén va una burra, rin rin, yo me remendaba, yo me remendé, cargada de elecciones del PP…”.

   Mariano Rajoy, a la sazón el jumento que nos ilustra El Jueves para nuestro villancico pre-electoral, tuvo un lapsus en su juramento como miembro del gobierno de José María Aznar. Olvidó mencionar el nombre del ministerio al que iba a aterrizar, Administraciones Públicas (1996). Su mentor le estiró de las orejas con que lo importante Mariano es que seas ministro, de lo que sea, vamos. 
   Aprendió bien la máxima y, una vez presidente del gobierno (2011), entregado a ser de los más avezados, se fue camino de "Belén", dígase Berlín, con la carga de Merkel a sus lomos, por lo que no es de extrañar que andase, a mitad de legislatura, un "poquillo cansado" (Bruselas, 8-2-2013). Y hete aquí que ahora ha cogido la pandereta y se ha puesto a cantar villancicos, con sus chicos y chicas de "pullover" con marca, por doquier para volver a jurar como presidente tras las elecciones del 20 de diciembre "Fun, Fun, Fun". 
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   Eso sí, anda algo "distraidillo" a la hora de interpretar la Carta Magna con los independentistas catalanes, suelta alguna colleja "cariñosa" a su hijo, y hasta una mujer mayor, para más inri de su partido, le confunde con el presidente de la república. Y es que no sabe aún hacer la calle, Mariano digo.
   Pero no está el patio para churros y milongas. Rajoy fijó urnas después de los resultados altamente preocupantes en Cataluña para su partido, Partido Popular (PP), con el triunfo de la coalición Junts per el Sí, el ascenso meteórico de Ciudadanos, el desplome del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y Podemos, y el crecimiento notabilísimo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), un partido que aglutina a republicanos, anarquistas, ecologistas..., con el independentismo marcado desde las primeras elecciones democráticas, y que tiene la sartén por el mango para el proceso soberanista. 
   Una cuestión sobre la que el presidente no ha querido dialogar, con ministros que han llegado a sugerir el despliegue del ejército, aplicación de estado de excepción o intervención de la presidencia de la Generalitat. Agotar al máximo la legislatura supone que la crisis llevará demasiados meses a la deriva (con presidencia compartida ¿cuatro?, difícil cuando la CUP acaba de decir no desde sus bases), y una mayor percepción de una sociedad catalana, una vez más, que Madrid no tiene en cuenta sus aspiraciones (bien es cierto que muchos catalanes echaron de menos en las últimas elecciones un mayor análisis de la de la política llevada a cabo por sus diferentes gobiernos y coaliciones tan llamativas como la actual, sobre empleo, educación, sanidad, servicios sociales, etc.). Además, esta crisis tendrá, a buen seguro, su prolongación en un País Vasco que tiene unos referentes políticos e históricos que dirimir en un futuro no muy lejano. La necesidad de negociar nuevas formas de convivencia como el federalismo, u otras por estudiar, no deberían tomarse al albur.
   Para comprender una convocatoria electoral tan tardía, a lo previsible hace unos meses, de un gobierno a sabiendas totalmente desgastado y sin iniciativa, hay que remontarse a las últimas elecciones municipales y parlamentos autonómicos antes del verano. Éstas marcaron el declive y desgaste de un PP que ha hecho de sus mayorías absolutas, en el gobierno central y resto de administraciones locales, un arma letal en desproteger y anular derechos laborales, y hasta jurídicos, a los ciudadanos a una velocidad que muy pocos podían prever. 
   Un ejemplo llamativo lo marca el ministerio de Justicia que fuerza a toda velocidad el reclamo de vuelta a la legalidad en Cataluña, y no pone tanto empeño en agilizar los casos “Gurtel”, “Púnica”, “Pujol”..., y sí en resaltar a los cuatro vientos el caso “Rato”, dando la imagen que se da de comer una pieza que distraigan el centro de la cazuela. ¡Ah!, y de la Ley Mordaza qué decir... Por si acaso ni nos juntemos en la calle para pedir el aguinaldo estos días. Pero hay más cuestiones. 
   El nuevo gobierno que surja tendrá las manos atadas por cuanto los presupuestos estarán aprobados. Si Bruselas ya exige recortes para los próximos ejercicios, habrán de constreñirse, aún más, las políticas restrictivas con las subsiguientes tensiones sociales. Además si los cambios de tendencia política fueran muy significativos, gestionar esos presupuestos sería altamente contradictorio en lo programático. Cabe pensar que la posible coalición entre el PP y Ciudadanos, en el caso de cumplirse encuestas, quede abierta a la negociación con el resto de partidos y aún así veríamos tiempos y métodos muy complicados de llegar a Bruselas con un discurso fundamentado y de consenso.
   Y de los programas de cada lado, hasta hoy, muy poco. El “bombardeo” mediático es abrasivo. Los debates se han abierto a cuatro pero Rajoy sigue pelando castañas por los pueblos mientras los otros líderes dan la cara. Algunos partidos, todavía con representación parlamentaria, Izquierda Unida (IU) dentro de la plataforma Ahora en común, o Unión Progreso y Democracia (UPyD), ni se les llama ni se les quiere. Los medios, en manos de un capital que ampara al gobierno, obviarán los procesos de privatización en educación y sanidad y los desahucios. 
   Por otro lado, los sindicatos y plataformas, desmovilizados y depreciados por los continuos ataques que han sufrido y los numerosos frentes que abordar ni se les ve ni se les espera. Partidos emergentes como Podemos, que azuzó el cambio de registro de la "casta", deudor de las movilizaciones del "15M", ha logrado desorientar a una izquierda que, además de no resurgir de una crisis crónica, hablamos de IU, mantiene negativas a entrar en Frentes o a desorientar sus bases y potenciales votantes al no saber construir un discurso claro e inequívoco sobre economía o política exterior (ejemplo tras los atentados de París y resto del mundo, así como coordinación interna). El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que parece resurgir de sus cenizas, ha buscado los nuevos rostros más que los discursos o propuestas claras y frentistas a una derecha más sibilina en sus planteamientos pero más efectiva que en legislaturas pasadas. Quien más experiencia de gobierno en Democracia tiene, no ha sabido, o querido, arredrar al PP con tantos y tantos casos de corrupción y desgobierno (ni en la Comunidad de Madrid que ha sido la pira para los derechos sociales). En definitiva unos y otros han logrado un bajísimo nivel de conciencia cívica, política y ciudadana (históricamente, desde los albores de la Transición).

   En plena precampaña los funcionarios están recibiendo la devolución de la paga extra que les quitaron en 2012, sin palabras; los tantos millones de parados, seguimos con cerca de cinco, tienen muy arraigado, en la conciencia colectiva, que la derecha, sus empresarios, son los que traerán el empleo, en las jorobas de los camellos; los mayores verán que sus pagas se mantienen, por ahora; no sabemos lo que queda en la "hucha de la seguridad social" para los que vengan, y les agarrota con el miedo, esa manipulada televisión española, sobre los que puedan venir. Enfermos y personas dependientes, invisibles, tienen que cargarse de resignación, en este país que todavía palia las penurias la familia; cuestión a analizar seriamente. Menos mal que se vuelve a hablar de la Ley de Dependencia (Podemos de forma categórica frente al resto).
   En política internacional están paralizadas las relaciones con Cuba y Venezuela y demás países hispanos, sin líneas claras como punta de lanza desde Europa; Asia sin relaciones interpares, no como deudores (el caso de China que "obligó" a este gobierno a fulminar la Ley de Justicia Universal y nuestros jueces ya no pueden perseguir quienes atenten los derechos humanos); esclerosis en las relaciones con los países árabes, Afganistán, Islamismo, terrorismo internacional; EEUU y las bases de nuevo en Andalucía a cambio de pan... Y ahora, como si le dieran mazapán con hierbas, el presidente repite que lo que no hizo o deshizo fue bajo la máxima de que era necesario, y lo volvería a hacer por ser la marca más seria. Sin despeinarse.
   Y por último, a unos meses de cumplirse ochenta años del nefasto 1936, la idea de otro concepto de estado y relaciones de pueblos ibéricos, no tiene cabida en la discusión política. De la Memoria histórica ni rastro; para los rojos, si algún día vuelven a gobernar. La República parece enterrada por siempre (el rey comiendo al lado de la puerta de unos baños en un bar de Madrid asienta la Monarquía). Por eso tenemos cuatro, para pedir regalos estas navidades. Así que cantemos el villancico "Ya vienen los reyes" por si nos traen más mirra para que huela mejor tanto fango:


Ya vienen los Reyes magos.
Ya vienen los Reyes magos
al nidito de Belén.

Olé olé Holanda y olé
Holanda ya se ve, ya se ve, ya se ve.

Cargaditos de juguetes,
cargaditos de juguetes
para el Niño de Belén.

   
   Al "niño" Rajoy ya le gustaría que le trajesen la presidencia. Pero en España nos falta un camello, por los cuatro reyes, digo, para acarrear el sillón retapizado hasta Moncloa. 
   O sí, y entonces vaya unas "Pascuas", de cuatro años más, que nos esperan.

2 comentarios:

  1. Jajajajaja, me encanta, además, no había visto lo del JUEVES....
    Muy bueno.

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  2. Muy bueno!!! Te manejas muy bien tanto en el estilo periodístico como literario. Me gusta.

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