jueves, 27 de marzo de 2014

Miradas


El viejo profesor


Manifestación de estudiantes en la Universidad Complutense.
Madrid 1968.
   La impresión al entrar esta mañana en el aula ha sido un sobrecogimiento por el silencio y la frialdad de unas mesas y sillas vacías. Hoy ha sido el segundo día de la huelga de estudiantes (una más de tantas movilizaciones como llevan en estos años inciertos).
  Muchos pensarán que no echamos de menos sus voces, sus dudas, sus interrupciones, distracciones y hasta equivocaciones; quizás, como en otras tareas profesionales, ahora la saturación de ratios, la falta de entusiasmo y esfuerzo ante una perspectiva feroz en lo laboral, pero también en lo social, quizás hayan hecho su mella en nuestro colectivo. 
 Pero hoy es distinto, hoy me siento esperanzado por el hecho de que continúan en la lucha, a la que tantas veces hemos ido juntos, y espero sigamos yendo; hoy, una vez más, pasan su "reválida", en un momento de tensión máxima entre el gobierno y las mareas de manifestantes que se reproducen sin fin (con una violencia, incontrolada y descontrolada, en las más de las veces, por espúreos intereses; en nuestra retina están los disturbios tras las manifestaciones por la dignidad del pasado fin de semana, pero también están aquellas que protagonizaron los estudiantes de Argentina, Brasil, Grecia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Venezuela..., con muchos heridos y hasta muertos en algunos casos).
   Veo pasar inquieto los minutos hasta que lleguen las primeras informaciones sobre seguimiento y altercados -ayer volvió a haber cincuenta y cuatro en el campus de la Complutense, y un medio calificó de "deslucida" la jornada reivindicativa contra la "Ley Wert", ¿comparándola con una pasarela de moda o una procesión? ¿Como calificar entonces a los gobiernos cuando a pesar de los destrozos laborales, sanitarios, sociales y educativos que están llevando a cabo, sin atender a la movilización ciudadana más extraordinaria y continuada que se ha producido desde los atentados de ETA o del terrorismo islámico? El pueblo, que tanto inunda los discursos de algunos mediocres y falsarios políticos, expone su firmeza en la calle, más allá de esperar a que mueran más derechos antes del ritual de unas nuevas elecciones cada cuatro años. Y si no, ¿también fueron "deslucidas" las manifestaciones contra la dictadura con sus muertos, presos y torturados, la piel lacrada sobre la que se han ido asentando los principios democráticos que hoy estamos a punto de perder?
  Hoy vuelvo a creer que nuestros jóvenes se hacen ciudadanos conscientes de lo que supone luchar por unos derechos, por unas libertades que se pierden (muchos de ellos, u otros, no podrán acceder a este aula por motivos económicos, ni a las calles por la mordaza que intenta el gobierno); que reivindican desarrollarse como personas con sus potencialidades a través de una educación, sí, universal y rica en matices como tantas culturas nos asistan y no pacata y uniforme como algunos pretenden. 
   Estoy seguro que va a ser así, como también lo fue hace años por mi experiencia, o la contada por otros; aunque esa masa multicolor, como entonces, se componga de concienciados, de soñadores, de románticos, de arrastrados por el qué dirán; o los ausentes de los motivos, los que se han quedado en casa, los pocos que han ido a clase (y los que no se han descolgado del móvil).
José Luis Aranguren en su primera clase al volver del exilio.
Agencia EFE.
  Una vez más, como jóvenes, están ensayando en estas horas parte del papel que desempeñarán en su, y nuestro, futuro. Es parte del curriculum que practican fuera del aula; nos lo enseñaron tantos y tantos anónimos profesores...
   
      "El viejo profesor", Enrique Tierno Galván, frivolizaba, con su humor inteligente, sobre el uso de las drogas con una frase que cazo al vuelo para esta ocasión: "Rockeros (manifestantes, huelguistas reparo yo) el que no esté colocado, que se coloque... y al loro". 
   Hoy le lanzo a mis alumnos ¿donde estáis "colocándoos" para ese mañana? ¿Cuál es el mundo por el que lucháis? 
   Os lo pregunto por lo que aún queda por venir.

Una referencia en la prensa de hoy.
Antidisturbios y estudiantes.
La fuerza y algunos gestos.
Pero eso, para otro día.


P.D.: Muy lúcido e inquietante el discurrir por cuantos temas toca el autor de #papacuentameotravez, Apuntes sobre una revolución que contar a nuestros hijos (2011), Daniel Serrano (prólogo de Ismael Serrano). 


martes, 25 de marzo de 2014

Miradas

Un burka en El Greco

  Ayer sentí miedo. 
  Sí, un escalofrío al cruzarme con un cuerpo de mujer tapiado por un basto tejido negro, sin rostro, sobre el granito de la plaza Zocodover (Toledo), a tan sólo unos pasos de la exposición en el Museo de Santa Cruz "El griego de Toledo"; miedo, terror por su vida. 
  Si Doménikos Theotokópoulos hubiera tenido que llevar al lienzo en estos tiempos la efigie mortuoria que me pareció el espectro, estoy seguro que también le resultara ofensiva su obra a los intransigentes que las incitan a la atrocidad de hacerles invisibles al mundo (pienso en la liberación del color, la pincelada, la figura humana; y en la interpretación de las Escrituras que llevó a cabo). 
 El Greco. Detalle de La sagrada familia
Hospital de San Juan Bautista, Toledo.
No sé si quienes lo llevan, el burka, dudo que todas, se debe a sus creencias y alcancen parte del paraíso que les conjura a su religión.
Del turismo macabro (por cuanto se suele comprar de todo, hasta lo reprobable), llegó a mis manos, en pleno furor talibán, esta prenda que no dudé en ponerme para intentar sentir qué se vive bajo ese manto claustrofóbico; descorrí rápido la tela; una alambrada cercenaba mis ojos y cerebro; y sentí pena.
  Esta vez el paso del color de la vida, de la libertad de espíritu de El Greco, hasta el negro cruel, por anulador, de esta mujer me hizo caer de bruces a una realidad que no por lejana, aparentemente, es menos cruenta.
  Y si no cesamos en denunciar cárceles y campos de concentración injustos e inhumanos, no nos pueden pasar inadvertidas estas celdas ambulantes que anulan seres que se ven obligados a la indignidad (ni aunque se disipen las aristas del horror con el color celeste de algunos increíbles, por obscenos, desfiles de moda de estas rejas).
   Me hubiera gustado oír su voz, la de la mujer bajo el burka de ayer, y guiarla hasta el Museo para que abriera los ojos al universo y la historia de emancipación de la mente y de la belleza de los cuerpos libres de ataduras (en Visión del Apocalipsis El Greco habla de la contradicción entre el amor sacro y el amor profano; semilla para otro genio como Picasso y su Les Demoiselles d´Avignon).
   Todavía, a estas alturas, no entiendo nada.
   
El Greco. 
Visión del Apocalipsis.  (1609-1614).

sábado, 22 de marzo de 2014

Retratos

Olvidado Suárez




   El estruendo de tantas horas de tertulias y documentales en radio, prensa y televisiónsobre quien fue el primer presidente de la recuperada democracia española tras largos lustros de franquismo, me ha desbordado y desconcertado (sin embargo, desde el teatro ya venía asistiendo, en los últimos años, a varias obras que trataban de desentrañar su espíritu).
  Si bien es cierto que la figura de Adolfo Suárez se yergue en el hemiciclo del Congreso de los Diputados cada 23F frente a los tricornios, el resto de los días los informativos y discursos de los políticos que los monopolizan, discurrieron hasta aquí con escasísimas referencias a su hacer político. Todos quisieron olvidarle, hasta hoy, cuando los estertores de su partida les sirve para volver a estar en primera plana (bueno, ya tuvo su momento la derecha de José María Aznar).
   Pero después, ¿cómo se reconstruirá el guión de la "gran fiesta" de la Transición con sus compatriotas del anterior régimen, los malabarismos con los "amigos" americanos, sus triquiñuelas con el luego eurocomunista Santiago Carrillo fumando la paz entre cigarros, estos sí con boquilla, al que resucita en una Semana Santa castellana bajo el capuz de la bandera y el trono para que no cayera más sangre que la que vertieran los etarras insaciables y desnortados con sus pistolas, para traer el pan, bienvenido nuevo marshall, a tanto parado, para conjurar a los nacionalistas, para seguir bajo palio con los obispos, y otra vez a fumar con Enrique y Tarancón, hasta que el divorcio les separe y le suceda el lozano andaluz de pana, Felipe González, y su nueva izquierda?
   Suárez hizo de mago al lograr traer, por fin, unas urnas en las que cabía la esperanza, unas urnas de las que sacó papeletas manchadas de tierra seca y grasa de currantes esperanzados en esa "nueva" España con su "Puedo prometer y prometo...". No he podido terminar su frase. Nadie se ha preocupado en hacerlo. Como tampoco él, mientras tuvo la lucidez que luego el laberinto de la mente oscureció. 
  Se marcha con el silencio para siempre (tan en silencio como el que rodeó de inmediato a quien va a ser su vecino ilustre en la sepultura, el presidente de la II República en el exilio, entre 1962 y 1971, Claudio Sánchez de Albornoz).
   Estoy seguro que muy pronto volveremos, tristemente, por enésima vez, a nuestra amnesia voluntaria.

jueves, 13 de marzo de 2014

Retratos

El día después


   Pilar Manjón es esa mujer firme, contundente, y al mismo tiempo acogedora, que nos sorprende por la lucidez y profundidad amorosa de sus palabras como presidenta de la "Asociación 11-M Afectados del Terrorismo", tras la masacre de los trenes de cercanías de Madrid.
  Bajo esa eterna tristeza que desprende por haber perdido a su hijo Daniel en aquel infame atentado, hay un diamante tan duro que no han podido resquebrajarlo las injurias a su persona, la difamación mientras se celebraba el juicio, la mentira sobre los hechos, ni la "frialdad" que, según algunos medios, hubo en el saludo del Rey en la ceremonia del aniversario de este año (sorprende que el monarca pierda el aparente sentido de cercanía a "su pueblo" precisamente con esta mujer; espero que no venga motivado más allá del agotamiento vital al que le habrá llevado tanto besamanos en su reinado).
   Gracias a ti Pilar, y a otros muchos claro, hemos aprendido a no caer en un pozo oscuro del que surgiera el rencor hacia quienes no tienen más que el color de los asesinos, sin paroxismos, sin trifulcas políticas interesadas. Nos has abierto los ojos, hasta rozar la heroicidad del alma, que lo más crudo, lo más difícil, lo más humano, es el día después; los tantos días después de quienes quedan destrozados por las heridas en la piel y en el cerebro, por los que se quedan huérfanos, alguien dijo que tú pasaste a ser "huérfana" de tu hijo, viudos o sin hijos de cualquier religión; los que son resistentes como la vida que resurgita después de cualquier eclosión natural; porque os hemos visto entregaros (buscando la comida o el techo para los desheredados y carcomidos por los buitres que se burlaron con las preferentes de vuestros seguros, y más...), y de reclamar la "reinserción de las víctimas" algo en lo que no habíamos caído.
   Hoy han pasado varios días, pasarán muchos años, después de las músicas y recuerdos oficiales, pero os recordamos, en un minuto eterno, como a tantas víctimas inocentes de cualquier punto del mundo, para que se nos grabe que lo más difícil es el día a día del después y, que gracias a los anónimos, y notorios como tú Pilar, les llega la fuerza y el cariño que tanto necesitan para tanta vida como aún les resta (menos mal que te llegan los versos en deuda de un poema pensando en tí, de tu fiel amigo Luis Pastor, inmenso juglar).

     PD: Por fin pude escribirte. Encontrarme tirado a una papelera el libro de Eulogio Paz, 11-M. Cartas al director, prólogo de Antonio Gómez Rufo, Ediciones Planeta Rojo, dedicado a una persona que todavía figura en la cubierta, me ha hecho reflexionar cuán duro es recordar la negrura y la pena a diario, aunque sea el lomo de un libro en una estantería. O la exquisita, por delicada y contundente, entrevista de Nuria Vilela que te hizo: "Nuestro primer triunfo fue que empezara el juicio", en Madrid Sindical, marzo 2007.

jueves, 6 de marzo de 2014

Retratos

Iñaki Gabilondo y El fin de una época

No creo que tenga que defender, ni poner en valor,a Iñaki Gabilondo de las maledicencias a las que se ha visto asaeteado por su participación en el programa de Jordi Évole, Salvados, sobre el golpe de estado del "23 F".
   Los miles de horas que hemos seguido sus programas en radio, antes televisión y ahora en la red, hablan por sí solos; la contundencia de sus denuncias, el lugar que ocupa en el reconocimiento de toda la profesión y su empeño en la conformación de la opinión crítica hacia el poder de toda una sociedad todavía analfabeta en su mayoría, en lo que se refiere al análisis de la información (bajos niveles de lectura de periódicos, búsqueda de contenidos vacuos en el resto de medios) manifiesta un esfuerzo ímprobo en esa ingrata tarea de contarnos lo que acaece más allá de nuestras narices, desde ese difícil "oficio de contar las cosas" como él lo llama.
   En un pequeño libro que tituló "El fin de una época" confiesa que no tuvo que enfrentarse más que dos o tres veces a situaciones difíciles de compaginar con la ética de un periodista, dejando entrever que comprende, aunque no comparte, otras situaciones complicadas en las que pueden caer otros compañeros. Creo que sobre el "23 F" ha contado, o servido de vocero acercando su micrófono sin miedos a cuantos le ha sido posible, y ahora nos previene, de otra forma entrando en el juego de la ficción, como ya avanzaba en el libro arriba referido que, con ejemplos como las denuncias de Wikileaks, y otras menos globales, será más difícil encontrar la verdad de los hechos pues gobiernos y empresas "sofisticarán sistemas para garantizar" la opacidad"; y si no como botón de prueba echemos un vistazo a lo que sabemos de aquel frustrado golpe.
   Con esta claridad de ideas ¿quién se atreve a llamarle torpe o defraudador de conciencias?

martes, 4 de marzo de 2014


Retratos

El "Buenismo" de Bono

   Cuando José Bono, expresidente de Castilla-La Mancha, expresidente del Congreso de Diputados, exministro de Defensa con José Luis Rodríguez Zapatero, y tantos cargos más en esto de la política, publicó su último libro Les voy a contar, me hice el juramento de no leerlo. Pero he aquí que hoy ha caído en mis manos y la curiosidad de un primer párrafo al azar me ha enganchado (de cómo un periodista vendía su pluma a cambio de unas monedas; me he quedado huérfano de la Justicia, al derecho a saber, al menos, una parte de la verdad, una vez más).
   Así que, visto lo visto, he releído sus "buenas" intenciones de no desnudar al contrario más allá de lo propio, y de contar las bondades de su inteligencia por sobrevivir, eso sí, como un como adalid de lo justo, en ese proceloso mundo de la alta política en una democracia siempre en ciernes.
   Entre perdones y parabienes, Suárez le agradecía, hace años, que fuera uno de los pocos prohombres que lo felicitara cada aniversario de aquellas primeras elecciones del "77"; de Felipe González, quien no sale mal parado, que terminó siendo el dios de los socialistas, pero que abandona al partido en un mal momento (sin plantearse usted, buen José, que marchó de una región a la que prometió no dejar por oro alguno); de Alfonso Guerra, qué decir de su bicha; Aznar un aprendiz de brujo torpe, y algunos sindicalistas como Nicolás Redondo, que poco menos se le habían subido las ínfulas después de haberle perdonado la vida en Suresnes.
   Y así pasando por todo tipejo andante en despachos y salones, salvando al Rey, por si lo necesita ahora, con la que le está cayendo, y a ciertos obispos y ralea del alto clero a caer de un burro, por paletos y bravucones. Todo en un prolijo anecdotario anárquico, como avisa, reducido como los tiempos, con la impresión de que están traídas del delirio y la obsesión por justificar sus actos donde hasta el más truhán queda a los pies de su inteligencia natural en saber estar donde el momento le exige (desde que el "padre José" colgó los hábitos se eleva sobre la condición humana para resituar a cada interpelado en el pedestal que le otorga).
  Anuncia que donará todas sus miles de fichas y grabaciones, pues hay previstos dos libros más, a archivos públicos para que la memoria colectiva ahonde hasta donde arrimen el codo los investigadores y curiosos. Y como arrieros somos y en el camino nos reencontramos, ha muchos años que ante preguntas incómodas de este que le escribe, aprendiz a periodista, le hiciera sobre la capitalidad de Toledo, o la autovía del Levante, que no pasaba por Cuenca, amén de otras preguntas sobre su gobierno, y no recibiera más que algunas burdas distracciones, desde este modestísimo blog, le animo, le pido encarecidamente que, además de continuar hasta donde su memoria le acompaña con esos diarios, retroceda en el tiempo y, como no es parco en palabras, cuente todo, absolutamente todo, y de paso haga lo que esté en su mano por reducir el número de años para acceder a todo tipo de archivos donde conocer la historia reciente de este país para esta generación donde esos hechos tienen efectos contundentes.
  Y no se ampare bajo el argumento del respeto a los protagonistas, que ellos tampoco lo tuvieron si algún acto es recriminable, o cuestiones delicadas de Estado, que así nos va por muchos secretos.
  Porque, señor Bono, no dude que le reconozco lo difícil que le habrá sido navegar a favor y contracorriente; hasta de los propios. Pero también sabe que muchos de mi generación creyeron y apoyaron una nueva forma de vivir después de una infame dictadura, y a resultas nos hemos quedado a verlas venir: la libertad, la equidad, la tolerancia, la igualdad de oportunidades... Después de tantos años en el poder de los suyos no percibimos los grandes cambios, ni desde el socialismo ni del cristianismo, banderas que usted lleva como corolario a su imagen.
  Mi impresión es que los líderes valientes y honestos con los que se vislumbraba aquella incipiente democracia se quedaron, sólo se auparon al poder, aquellos que se han convertido en meros tramitadores de la voluntad de otros más poderosos y no renunciaron a bajarse del "tronío".
  Los otros, los opresores, aglutinaron fuerzas y volvieron más veloces que el viento. ¿O es que quizás en la calle no supimos ver la diferencia?
   Una calle que con los años tiene remiendos de cuerpos y almas que quedan a los pies de los caballos, o lo que es peor, a su vecino reprimiéndole a golpe de porra y pelota de goma en cualquier manifestación por la justicia y la dignidad.
   ¡Qué les voy a contar
!